domingo, 28 diciembre , 2025
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Matías Fonte-Padilla

invierte en ti, y sé feliz

Por Matías Fonte-Padilla*

Estos primeros meses del 2020 han supuesto el parón en seco de la económica española y de casi todas las actividades empresariales. Lo que nadie imaginó, sucedió. Porque ni siquiera en la crisis del 2007 ni tampoco en crisis anteriores se decidió detener la sociedad.

Para el emprendedor/a, PYMES y grandes empresas este suceso ha sido devastador. Para el Estado ha supuesto detener la máquina de recaudación, pero teniendo que seguir realizando gastos. Para los trabajadores, ha supuesto el despido directo o permanecer en un ERTE de futuro incierto. No solo los emprendedores han tenido que cerrar sus negocios, tampoco han podido seguir saliendo a la calle para tratar de tener nuevas oportunidades.

Las dos preguntas que quiero hacer en este artículo es:
¿Qué vas a poder decir que hiciste durante el confinamiento?, lo cual plantea a que te has dedicado mientras estabas encerrado en tu casa.

La segunda es, ahora que se produce la desescalada y todo el mundo va a comenzar a retomar su vida, hay que plantearse… ¿Te gustaba la vida que tenías antes?

Con respecto a la primera pregunta, lo que has hecho durante el confinamiento, si la respuesta es que has ocupado el tiempo deprimido/a, jugando y/o viendo todas las series y películas del mundo, te digo que ha sido una pena que hayas desperdiciado esta oportunidad.

Sí, oportunidad, has leído bien. La llegada del COV-19 supuso un cambio de nuestras vidas con un parón sin precedentes de la actividad diaria. De lo que siempre carecemos, que es tiempo para nosotros, ahora nos sobra, y tú lo estás desperdiciando. Cuando volvamos al estrés de la normalidad, te verás pensando “si yo tuviera tiempo para…”. Lo tuviste, pero ¿lo aprovechaste?

El tiempo es lo más valioso que poseemos, y muchos lo desperdician siendo consumidores de productos para que pase rápido. Videojuegos, televisión, el móvil con su WhatsApp, las redes sociales, y otras actividades que no nos aportan nada, y que nos roban lo más valioso. Además, muchas tienen publicidad, que te roban todavía más tiempo. Y cuando son gratis, solo tienes que ver algún anuncio, es decir, te siguen robando tiempo. Recuerda, “cuando algo es gratis es que TÚ eres el producto”.

Y encima, hasta tú mismo/a dices que quieres ver algo “para distraerte”. Es decir, prefieres evadirte de tu vida a tomar el control sobre ella y dar los pasos adecuados para disfrutarla al máximo.

La solución para salir de esa apatía es “invertir en ti”, hacer todo aquello que te suma, y quitar todo lo que te resta. Ir convirtiendo tu vida en algo aprovechable, que te haga crecer y ser cada vez mejor y más feliz.
Para hacerlo debes cuidar cuatro aspectos de tu existencia. ¿Cuántas veces te has dicho que “ojalá tenga tiempo para …”? Pues ahora es el momento, no pierdas la oportunidad.

a. Invierte en tu cuerpo. Haz solo aquellas actividades que te mejoren físicamente. Especialmente elimina todo aquello que supone una dependencia y es claramente una droga, como el tabaco, por ejemplo.

Ahora que tienes tiempo aprende a comer mejor, elimina todas esas porquerías que te metes en la boca, que te van destrozando la salud. Eso no significa que no puedas tomarte una copita de vino o una cerveza de vez en cuando, o esa comida tan energética, pero tienes que cambiar tus rutinas. Come despacio, saboreando los alimentos. En resumen, disfruta de tu alimentación.

El ejercicio físico debe formar parte de tu vida como un hábito, a largo plazo. No hace falta que sea nada profesional, ni que te quemes haciéndolo, pero tienes que buscar la forma para que mejores tu forma física al menos tres veces por semana. Duerme las horas correctas, coge sol. Disfruta de tiempo para hacer meditación, o simplemente no hacer nada, descansa de verdad. En resumen, disfruta de tu cuerpo.

b. Invierte en tu mente. Es la oportunidad perfecta para formarse y crecer. Ya sea un idioma, un curso, una carrera, un libro, escribir, pintar, tocar un instrumento musical, etc… Lo importante es invertir tiempo y esfuerzo en mejorar mentalmente. Olvida la tele y los videojuegos. Los nuevos conocimientos o destrezas que aprendas te servirán para crecer intelectualmente. Una persona excelente no deja de formarse en toda su vida. En resumen, disfruta de tu mente.

c. Invierte en tu entorno. Ordena tus papeles, tus armarios, tu cocina, tu trastero, tus archivos de ordenador. Y tira, tira muchas cosas, desecha y pon para reciclar todo aquello que lleva guardado tanto tiempo y que no usas nunca. Si llevan años guardados, ¿para qué lo tienes? También lo puedes poner a vender por redes sociales. Eso sí, si no lo vendes en poco tiempo, o lo regalas o lo tiras. Libera y despeja tus espacios. Decora y mejora tu casa, te sentirás mucho mejor. En resumen, disfruta en mejorar tu entorno.

d. Invierte en tu vida social. Disfruta de verdad con las personas con las que vives, haz actividades con ellos, conócelos mejor. Antes de esta crisis convivías con ellos, pero apenas compartías tiempo de calidad. Es hora de vivir con las personas. También simplifica tus redes sociales, y no pierdas tiempo en tonterías. Desecha todos aquellos contactos de las redes sociales que no te hacen feliz ni te aportan nada. Quédate con la gente que vale la pena para ti. Llámalos y escríbeles. Fortalece tus lazos de amistad y trabajo. Cuando el confinamiento pase, te servirá para afrontar mejor la vuelta a la normalidad. Es decir, disfruta de tus relaciones sociales.

e. Invierte en planificar tu vida. Escribe todo aquello que te gustaría hacer y que no has alcanzado. Decide en que quieres invertir los años de vida que te quedan. No dejes para un futuro incierto lo que quieras realizar. Crea un plan de vida y comienza a ejecutarlo. Aprende como hacerlo, y no dejes pasar la oportunidad de saber hacia donde quieres ir. Vida solo hay una, no la malgastes.

La segunda es ¿Te gustaba la vida que tenías antes? No cabe duda que cada vida es diferente, y que en todas hay aspectos positivos y negativos. Ahora, que tienes tiempo, escribe en un papel lo que te gusta de tu vida normal y lo que no.

¿Qué pasa? ¿Creés que lo que no te gusta no tienes forma de cambiarlo? Pues no es verdad. Todo aquello negativo, todo aquello que nos reste y nos haga sufrir, se le puede impedir el acceso a nuestra vida. ¿Cómo? Con cuatro estrategias.

La primera es decidir que tú quieres ser feliz todos los días, y hacerlo cada vez que te levantas. La segunda es fortalecerte mentalmente para que los problemas y los agravios de los demás no te afecten. Para esto existen múltiples acciones, como sonreír y saludar cuando te insultan. La tercera es hacer solo aquello que te sume y te haga feliz, desechando de tu vida todas las acciones o trabajos negativos. La cuarta es alejar de tu vida todo aquello que sea negativo, incluyendo aquellas personas que te hacen daño. Todos nos merecemos ser felices, a veces podemos hacerlo en contacto directo con otras personas, y a veces tenemos que marcar ciertas distancias. Crea un entorno de relaciones positivo, es fundamental para ser feliz.

Claro que para poder reconstruir tu vida hacia la que realmente quieres, haciendo todas las modificaciones que te he planteado, se tienen que dar tres circunstancias en ti, y que son tan internas que vas a tener que luchar contra ti mismo/a y tus inseguridades.

La primera regla para mejorar tu vida es que CREAS EN TI, solo interiorizando que si eres capaz, y que mereces ser feliz, podrás avanzar. Tú vales mucho, pero a lo mejor nunca lo descubres.

La segunda es que NO TENGAS MIEDO. Los cambios generan incertidumbre, y por eso a veces nos quedamos en nuestra “zona de confort”, aunque nos haga infeliz, porque tenemos miedo a lo que pueda suceder. En realidad, no actuar te hará infeliz, ya actuar siempre será para bien. Cuando hayas hecho un cambio seguramente te preguntarás ¿y por qué no lo hice antes? Esa será la confirmación que vas por el camino correcto.

La tercera es que NO HAY GANANCIA SIN SACRIFICIO. Todo lo que quieras alcanzar no va a llegar del cielo, nada bueno sucederá si te quedas en el sillón viendo la tele, salvo que tu propia vida pasará. Para lograr tener la vida que deseas vas a tener que planificarte e ir realizando acciones todos los días, con unos objetivos claros, e invirtiendo estudio, tiempo, esfuerzo, dinero, etc. El ir consiguiendo pequeñas metas te ayudará a saber que estás avanzando. Será duro, pero la auto-satisfacción será enorme. Saber que estás mejorando no tiene precio.

Las personas, a medida que se vuelven muy mayores, te hablan de que se arrepienten de aquello que no hicieron, aquello que su corazón les decía que tenían que haber hecho. Además dicen que ellos ahora ya no pueden, ni física ni mentalmente, pero que si pudieran lo harían.¿Te va a ocurrir a ti lo mismo?, ¿vas a seguir viviendo una vida que no quieres, en tu trabajo que no te gusta, junto a unas personas que no te aportan, simplemente porque no tienes el valor de tomar las decisiones que sabes debes tomar?, ¿vas a dejar escapar a las personas con las que quieres compartir, dejar de hacer aquello que siempre has querido, perder la oportunidad de trabajar en aquello que realmente te gusta?

Así que ya sabes, este confinamiento debido al COV-19 está siendo la mejor oportunidad de tu vida para mejorarla, no malgastes lo que te ha regalado, lo más preciado, el tiempo.

Cuando esta situación termine, tú no volverás a ser el/la mismo/a, tanto si la aprovechaste para mejorar como si no. Pero si lograste invertir en ti, tu nueva vida será diferente, y tú estarás más preparado/a para afrontar los nuevos retos que te esperan. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy.

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Por Matías Fonte-Padilla*

Para el emprendedor/a, a medida que se involucra en su negocio, todo se va complicando. La idea inicial era genial y sencilla: producir o vender un producto y/o servicio, y cobrar por ello. Pero es mundo real es diferente, y mucho más difícil.

Y como es fácil pensar a lo grande, también es muy común el error de empezar a lo grande. En lugar de testar la salida de nuestro producto o servicio, y después adaptar nuestro negocio a las ventas iniciales, lo solemos hacer justo al revés, con un gran riesgo.

Y así lo primero que hacemos es buscar un local y alquilarlo. Y llenos de aires de grandeza encargamos nuestro cartel, como si con eso tuviéramos ya un negocio. El problema es que mucho antes de abrir van a aparecer muchos gastos, algunos de ellos no sabíamos que existían. Por ejemplo reparaciones para cumplir con la movilidad, los impuestos de agua y basura, uno por epígrafe, prevención de riesgos laborales, instalación y revisión de extintores, seguros del local, protección de datos, servicio de limpieza, instalación y mantenimiento de rejas, cartelería, etc. Es decir ponemos los gastos antes que los ingresos. Y recuerda, un negocio es como un agujero negro para el dinero, es capaz de engullir todas nuestras reservas.

También sucede que nuestro negocio se va diversificando. Quizás al inicio teníamos la idea original de ofrecer un solo tipo de producto y/o servicio, pero pronto nos vemos metidos en la venta de una gama mucho mayor. Esto se debe por un lado a la estrategia de los comerciales mayoristas, que te tratarán de colocar todos los productos posibles, y por otro lado a las oportunidades de ventas que tú puedes creer tener. Y así te embarcas en tener un enorme stock muy diverso, por “si acaso” un cliente le puede apetecer algo. Esto es muy peligroso, porque nos hace incrementar nuestro inmovilizado, y además los productos se pueden quedar desfasados, por lo que pierdes toda la inversión. Lo más adecuado es tener un stock lo más pequeño posible.

Te verás rápidamente desbordado por todas las actividades que tienes que hacer a diario, lo que hará que apenas tengas tiempo para nada más, tu vida personal pasa a segundo plano. Y aún así, sacrificándolo todo por tu empresa, el tiempo no te da. Y aparte de los temas diarios, cada semana surgirán problemas e inconvenientes que reclaman tu total atención, porque son vitales para la supervivencia del negocio. Cada mañana te levantas totalmente desbordado, lo que no te permite ni planificarte, sino ir apagando fuegos todo el día.

Tienes que ser capaz de convertirte en una persona multitarea, y para ello no hay nada como:

a. Planifícate y apunta todo. Debes tener claro cuáles son tus prioridades, y cómo son los procesos. Lo ideal es que lleves un sistema de control de tareas, para ello hay muchas aplicaciones móviles y de ordenador. Recuerda que cada gestión tiene varias subtareas, que son consecutivas, y que no puedes pasar a la siguiente sin haber completado la anterior. Y cuando te acuerdes de algo que debes hacer, apúntalo en la aplicación, porque si no lo vas a olvidar. Apuntar bien un dato significa que lo podrás encontrar muy rápido la próxima vez que lo necesites

b. Aprovecha los tiempos muertos. Todas las actividades generan momentos en los que no puedes hacer nada, y puedes para aprovecharlos para realizar varias acciones al mismo tiempo. Por utilizar un ejemplo casero: ¿eres de los que se queda mirando al microondas mientras se calienta la comida, o eres de los que aprovecha ese tiempo para hacer otra actividad en la cocina?, ¿eres de los que espera pacientemente a que se encienda el ordenador, mirando la pantalla sin hacer nada, o mientras se va cargando vas realizando algo útil? Una cola en un banco o centro de salud es un regalo para una persona multitarea, que puede aprovechar este tiempo para concentrarse en una tarea concreta.

c. Mucha precaución con los ladrones de tiempo, que además te hacen perder la concentración. Si decides que vas a realizar una tarea, no te salgas de ella por nada del mundo, no te dejes tentar por otras actividades. Por ejemplo si quieres buscar un E-mail determinado, focalízate en resolver esa gestión, y no te pongas a leer otros correos. Si realizas actividades por Internet y redes sociales, vete directamente a lo que quieres hacer, y no te dejes distraer por otros temas. Cuidado con los mensajes de las redes sociales, te hacen perder la concentración.

d. No hagas nada que no sea útil. Reuniones largas y tediosas, quedar con personas que realmente no te interesan, ponerte a hacer actividades que te restan demasiado tiempo pudiendo pagar para que alguien las haga. Huye de cualquier situación o lugar que sabes te va a hacer perder lo más valioso que tienes, tu tiempo.

e. Todo lleva su tiempo. Cualquier acción siempre llevará bastante más tiempo del que podrías pensar, así que planifícate bien sabiendo que los plazos reales van a ser siempre más largos.

f. Crea sinergias y vete creciendo. Toda la información que vas recogiendo, toda la experiencia que acumulas, todos los contactos que haces, tienes que saber unirlos y aprovecharlos en tus nuevas acciones empresariales. Cada vez serás más fuerte y capaz.

g. No cojas más de lo que puedas realmente abarcar. Puedes realizar varios proyectos al mismo tiempo, pero tienes que saber decir que no a las nuevas oportunidades mientras no termines las anteriores. A medida que una acción finaliza puedes ir embarcándote en una nueva aventura. Y por supuesto, aprende a dejar tiempo para tu vida personal, y a saber descansar y desconectar.

Ya sabes, no dudes en convertirte en un emprendedor multitarea, porque podrás realizar varios proyectos a la vez, y así seguir creciendo como profesional y asegurando tu negocio. Pero cuidado, porque es muy fácil verse desbordado y eso te puede llevar al agotamiento y al caos. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Por Matías Fonte-Padilla*

El emprendedor/a, a medida que van pasando el tiempo, es consciente de la estacionalidad del mercado, y de cómo todos los años se repiten los mismos acontecimientos. Fiestas nacionales o locales, rebajas o descuentos especiales, cambio estacional de las compras, etc.

Además, cada vez vemos como aparecen nuevos momentos especiales de descuentos y oportunidades: Black Friday, Cyber Monday, Día sin IVA, etc. Además, muchos negocios te ofrecen tarjetas de descuento con las que puedes acumular puntos y descuentos. Te envían cupones con descuentos para que los uses en fechas determinadas. Te ofrecen servicios a precios muy bajos durante 3 meses, simplemente para que los pruebes. Puedes pedir créditos sin intereses para que compres aquello que necesites. Es increíble como parece que todas las empresas te quieren ayudar para que compres lo que necesitas.

No te dejes engañar. Todos te están manipulando para tratar de exprimirte al máximo. Lo único que realmente quieren es tu cartera. Y les da lo mismo que después no tengas dinero ni para comer, porque ya has caído en su red, y te has endeudado por ellos. ¿Quién sale ganando de todos estos descuentos y promociones? ¿tú, que te quedas sin efectivo y con un montón de deudas, o los que venden, que aumentan sus beneficios y se quitan productos que no estaban vendiendo?

Lo primero que debes tener en cuenta es que muchos de los productos ofrecidos con descuento tienen trampa. Los empresarios acumulan un stock, que no logran sacar, productos que por su precio o características es difícil vender. ¿Solución? Meterlos dentro de una de estas promociones, y ofrecerlos como una oportunidad única. Y funciona. Los consumidores se dejan llevar por la marea de compras, y creen que han hecho una buena adquisición. Quizás lo sea, pero ¿realmente necesitaban ese producto?

Lo segundo es ser consciente de lo que realmente necesitamos. Tenemos que tener un plan de compra. Una lista de productos específicos que necesitamos adquirir. Y debemos mantenernos fieles a esa lista. Si no lo hacemos, terminaremos comprando elementos y/o servicios que realmente no queríamos, pero que nos ofrecieron como una gran oferta, y caímos.

Lo tercero es tener un presupuesto para las compras, y no salirnos de él. Si vamos a ver un producto en concreto, nos debemos fijar en las características que realmente necesitamos, y no en el precio. Una vez que sepamos lo que queremos, debemos buscar marcas y modelos hasta encontrar el más barato que cumpla con nuestras necesidades. No debemos dejarnos llevar por cantos de sirena que nos ofrecen más y potentes características, que son ventajas que no vamos a utilizar para nada.

Un plan de ahorro es imprescindible. Si tienes una buena planificación y sabes que quieres comprar un producto y/o servicio, lo mejor es ir ahorrando para adquirirlo. Trata de huir de las ofertas de financiación, lo único que hacen es atraparte. Aunque no puedas pagarlo completo, el que puedas dar una parte hará que el crédito sea menor y por menos tiempo. En cuanto ahorres un poco, anula el crédito. Cuando menos debas, más libre eres. Recuerda que el más rico no es el que más dinero tiene, sino el que no tiene deudas, porque es libre. Cada mes puedes ir guardando una pequeña cantidad, y en algunos meses lograrás pagarlo. Además así tendrás tiempo para valorar si realmente lo necesitas comprar, o ha sido un capricho.

También ten en cuenta que inconscientemente elegimos lo más atractivo y bello, que no tiene que ser precisamente lo más efectivo. Por lo tanto, no te dejes llevar por el diseño, asegúrate que el producto y/o servicio tiene lo que necesitas, aunque no sea el más bonito de la gama.

Cuidado con la impulsividad. Los centros comerciales y las tiendas están configuradas para estimular la compra impulsiva, aquella que se hace sin pensar. Desde el olor, la luz, la disposición de los productos, la música, todo está perfectamente estudiado para atraerte y que caigas, como si fueras una mosca. Recuerda que sólo quieren tu cartera, y por ello te adularán, te recomendarán lo mejor, te sonrieran, te harán sentirte importante. Sé inteligente.

Como emprendedor debes aprovechar estas mareas de compras compulsivas. Si tienes un buen plan de compra, y has hecho el seguimiento a varios productos o servicios, cuando llegue ese día de rebajas o descuentos puedes adquirirlo a mejor precio, pero compra sólo eso, cuidado con las tentaciones.

Como emprendedor debes unirte también a estas campañas para vender tus productos/servicios. Ya las grandes empresas se van a encargar de calentar el ambiente, de llamar a la población a volverse loca por comprar, gastarán miles de euros en publicidad, y la gente saldrá dispuesta a vaciar la cartera. Deja que sean los poderosos los que inviertan en publicidad. Tú sólo tienes que estar ahí, en el momento justo, ofreciendo tus productos. Sin engañar a nadie, es la oportunidad perfecta para aumentar tus ventas.

El marketing está perfectamente diseñado para que cada dos meses aproximadamente haya un evento de descuento que movilice a la población: navidades, rebajas, carnaval, semana santa, verano, otros festivos, aparte de los eventos concretos que ya comenté, muchos de ellos modas importadas del extranjero. Estudia la estacionalidad, y que productos se venden en cada evento, para que puedas planificar tu estrategia de compras y de ventas.

Ya sabes, no dudes en unirte a la marea de las rebajas y descuentos, aprovecha para seguir comprando lo que realmente necesitas, y para crear campañas de ventas de tus productos/servicios. Aprovéchate de que la población se deja llevar por la corriente. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Empresario Reflexionando

Por Matías Fonte-Padilla

A los emprendedores se nos supone arriesgados, con gran energía, capaces de luchar diariamente, con gran resiliencia, levantándonos cada vez que nos caemos, y sobre todo, somos tozudos.

Gracias a esa tozudez, y no dar nunca el brazo a torcer, es como logramos crear un negocio y sacarlo adelante. En contra del criterio de nuestra familia, amigos o de los bancos, trabajamos muy duro, y poco a poco vemos los frutos.

Si en esta lucha no logramos triunfar, todo el mundo te dirá “te lo dije”, y se alejarán de ti porque has fracasado. Sin embargo, si logras el éxito todos lo reconocerán y se pegarán a ti, dirán lo grande que eres y lo buen amigo/a que siempre has sido. Y así es como se escribe la historia de un emprendedor/a, si fracasas todos “hacen leña del árbol caído” y si triunfas resulta que recibes todos los elogios.

A nadie le gusta fracasar, y por eso el emprendedor lucha todavía más cuando el negocio se empieza a torcer. Y si va realmente mal, muchas veces esconde las pérdidas y los fracasos para que nadie se entere, porque sabe que todos huirán de él/ella. Y así van pasando los meses, cayendo cada vez más en el agujero negro, pero con una apariencia de normalidad, a veces hasta de opulencia, que realmente está vacía en su interior.

Si el emprendedor/a no fuera tozudo, testarudo, terco, empecinado, inflexible, obcecado, recalcitrante, cabezota, tenaz, no alcanzaría el éxito. De hecho todos estos adjetivos se los podríamos aplicar a los emprendedores que han triunfado. Parece que posees una fuerza incombustible que te hace impetuoso e inagotable. Nadie te puede seguir el ritmo, y de hecho muchos se quedan atrás. Tienes las ideas claras y las persigues a cualquier precio, aunque para ello tengas que sacrificar tu vida personal. Pero todo esto sólo demuestra determinación, y no eso no quiere decir que estés loco/a y no que no sepas lo que está haciendo. Tienes un objetivo, y vas a por él.

Pero, ¿qué ocurre si durante el trayecto te das cuenta que lo que estás persiguiendo no es realmente lo que quieres?, ¿qué sucede si recapacitas y comprendes que el camino que estás recorriendo no te gusta, y que no quieres seguir sufriendo para alcanzar un objetivo que tampoco deseas? Esta visión turbadora puede llegar en cualquier momento, haciendo tambalear los cimientos del emprendedor/a.

Esta visión no llega de golpe, sino que es un pensamiento que se va acumulando en la mente del emprendedor/a. Muchas veces está tan ciego/a que no es consciente de que lo que está emprendiendo no le sirve para nada, básicamente porque no le está haciendo feliz. Porque la verdadera razón para dedicarse a algo es que tanto la trayectoria como el objetivo nos sirvan para aumentar nuestra felicidad y convertirnos en mejores personas. Eso no quita que suponga muchos sacrificios y esfuerzos, pero se va disfrutando del camino. Si todo es un calvario, entonces una sensación de insatisfacción personal comienza a paralizarle, y a hacerle plantearse su camino. Lo mejor en estos casos es detenerse y observar objetivamente la situación: ¿me siento mal porque nada está saliendo, o es me he dado cuenta que no es esto lo que quiero, o es simplemente un pensamiento negativo pasajero?, ¿me veo continuando este camino a largo plazo y siendo feliz, o se está convirtiendo en una verdadera tortura que no hace sino ir a más?

Todo aquello que ha sacrificado el emprendedor/a y el esfuerzo realizado comienzan a no tener sentido, y surge el querer huir o descansar de la situación. Y ahí es cuando suele surgir la depresión o la inactividad, con una necesidad urgente de dejarlo todo. Y se siente atrapado/a, porque ha puesto en marcha una maquinaria (clientes, proveedores, pagos, cobros, local, etc) que parece imposible de parar, “el espectáculo debe continuar”. Y entonces la persona juega simplemente su papel, mientras se hunde más y más en la infelicidad. Al final se pierde como persona y fracasa como empresario.

Por eso es necesario ser lo suficientemente valiente para, en un punto determinado de tu avance, traicionar a todos/as, incluyéndote, y detenerte. Y si después de valorar todas las opciones ves que no vas por el camino correcto, no dudes en dar un paso atrás, y salir de ese torbellino de presión que te está matando.

Pero lo que suele ocurrir es que siendo empleado/a o empresario/a no solemos dar este paso, al mismo tiempo que inconscientemente pedimos a gritos silenciosos que alguien nos saque de ahí. Y quizás eso ocurra, porque el negocio fracasa o el jefe te despide. Pero la mayor parte de las veces nos seguimos hundiendo en el fango sin remedio, por no ser lo suficientemente valientes y conscientes de nuestra desgracia, por simple miedo a los desconocido. Pero la realidad es que cuando ese cambio se produce, al poco tiempo te das cuenta de lo bueno que fue, y como te dio la oportunidad para reinventarte, y seguir emprendiendo en lo más importante, tú mismo/a y tu felicidad.

Ya sabes, no dudes en parar y valorar objetivamente tu camino. Y si tienes que destrozarlo todo y volverlo a construir, no dudes en hacerlo, saldrá mejor la próxima vez, porque tú estarás más preparado/a, habrás crecido. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Crea tu futuro formación

Por Matías Fonte-Padilla

Cuando la crisis del 2008 azotó con virulencia fueron muchos los trabajadores que perdieron sus empleos, principalmente en el sector de la construcción. Y así, una masa de profesionales cualificados se quedó en la calle, muchos de ellos sin cobrar debido a los concursos de acreedores de sus ex-empresas. Hemos visto también como esa crisis supuso muchos ajustes laborales a los que lograron permanecer en sus empleos. Y como nuevos empleos se han ido creando con una precariedad laboral manifiesta.

Muchos de estos desempleados se convirtieron en parados de larga duración, agotando todas las prestaciones a que tenían derecho. Otros lograron reinventarse, y con ello reinsertarse en el mercado laboral. Han sido unos años muy duros, y lo siguen siendo.

A pesar de todo esto parece que la población activa no aprendió la lección, o es que somos de olvidar rápido. La pregunta es ¿de quién fue la culpa de que todos estos nuevos desempleados no encontraran de nuevo trabajo? ¿de la crisis?, ¿del mercado laboral?, ¿de la antigua empresa para la que trabajaban? La respuesta puede no gustar, pero la responsabilidad es del trabajador.

Cuando un trabajador afirma que no necesita aprender nada nuevo, cuando dice que él/ella lleva muchos años en la empresa y que nadie puede venir de fuera a enseñarle, cuando no quiere reciclarse ni hacer cursos de formación, cuando se queda en su zona de confort y no quiere que lo cambien de puesto o no desea asumir nuevas responsabilidades, en todos estos casos está cavando su propia tumba laboral. Y después, cuando los despiden por circunstancias externas, se queda desempleado y no sabe hacer nada diferente a lo que lleva haciendo muchos años.

Para triunfar como empleado y como empresario hay que tener la mente abierta a nueva formación. Nunca se termina de aprender lo suficiente. Es imprescindible que cada año asumamos la responsabilidad de seguir formándonos, para no quedarnos anticuados y paralizados. Y con la mente abierta, irnos formando en aspectos no siempre directamente relacionados con nuestra actividad profesional, pero si en algo que nos interese, porque el saber es siempre útil en el futuro. Un ejemplo de esto es la formación en caligrafía que realizó Steve Jobs cuando todavía no sabía que hacer con su vida. Muchos años después esos conocimientos los utilizó en las preciosas y útiles caligrafías de sus sistemas operativos.

También es necesario ser capaz de aceptar nuevos retos continuamente. Si cada vez que se plantea algo nuevo en la empresa tú escondes la cabeza y no asumes nuevas responsabilidades, estás perdiendo oportunidades de crecer. Las oportunidades son como los trenes que llegan a una estación, puedes coger el tren o no, pero ten la seguridad que ese mismo tren no volverá a pasar. Por eso, ese día cualquiera que te llaman o te envían un correo diciendo “ha salido esto…alguien debería hacerlo..” o directamente te lo ofrecen, ya sabes decir que sí. No importa si es más trabajo, no importa si no te van a pagar más. Lo realmente importante es que vas a aprender algo nuevo, asumir nuevas responsabilidades, volverte más valioso, y ser más imprescindible para la empresa para la que trabajas.

En el mundo laboral siempre hay que tener varias patas. Debes estar formado en varias actividades profesionales diferentes, y si puedes trabaja en ellas a la vez, o al menos mantente al día formándote. Cualquiera de ellas te va a aportar conocimientos, habilidades, y posibilidades laborales. Además, lo que aprendas en una es exportable a las demás, por lo que creces aún más en todas. Se trata de ser positivo, versátil, dinámico, curioso, con afán de aprender. Convertirse en una persona polivalente es imprescindible para el éxito.

Siendo polivalente eres indestructible laboralmente. Aunque un trabajo o actividad profesional vaya mal, siempre tendrás otras que reclaman tu atención. Aunque te despidan de un trabajo, tu ya tienes en la cabeza o ejecutando otras líneas laborales o empresariales. Y así, cuando despiden a un trabajador obsoleto, esté se deprime y se convierte en un parado fracasado, que no sabe que hacer con su vida. Pero cuando un polivalente se queda en el paro, lo ve como una oportunidad para poder formarse aún más o dedicarle más tiempo a nuevos proyectos.

Por último, no pienses que una empresa no puede caer porque es muy sólida, con muchos años y mucho dinero. Cualquier trabajo se puede ver afectado, incluso aunque seas funcionario, porque tus condiciones laborales pueden empeorar significativamente.

El que es activo y polivalente es libre, porque no tiene miedo a perder su empleo, si lo perdiera siempre lo vería como una oportunidad. Es más, como no tiene miedo, si ve que en un empleo no es feliz o las condiciones empeoran mucho, puede tomar la decisión de dejar ese trabajo, aunque sea funcionario. Las decisiones valientes hacen a las personas libres de crear su propio futuro, sin depender ni ser esclavo de las fluctuaciones del mercado o de la obsesiva maldición de querer ser funcionario. ¿Tú te quedarías trabajando toda tu vida en algo que no te gustara, sólo por seguridad y dinero? Espero que tu respuesta sea no.

Ya sabes, tienes que invertir en ti, y ser abierto y polivalente. Así siempre estarás creciendo laboralmente, y podrás tomar decisiones valientes para alcanzar tus sueños. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Por Matías Fonte-Padilla

Pudiera parecer que para poner en marcha un negocio hiciera falta mucho dinero, pero no es cierto. Para que este crezca y se consolide pudiera parecer que hace falta más dinero, pero en realidad no es tanto como uno pudiera imaginar. No se trata de tener dinero, sino de aprender a gestionar los recursos.

Al iniciar un negocio hay que ser consciente de que para que éste sea viable económicamente la fórmula es extremadamente fácil: los ingresos deben superar a los gastos a medio plazo. Basta con que logremos obtener un euro en positivo para ir por el camino correcto. Pero esto no es nada fácil.

Estamos programados para creer que con dinero todo es posible, y es un gran error, porque lo convertimos en la forma de medir nuestro éxito, y así, si estamos ganando dinero significa que todo va bien. Lo cual es totalmente falso.

Lo convertimos en nuestro factor limitante, y nos auto bloqueamos si no disponemos de él. Y así dejamos de realizar temas importantes “porque no tengo dinero”. Afecta mucho también en el plano personal, donde hasta dejamos de ir a una fiesta “porque no tenemos para el regalo o el vestido”, como si lo importante fuera lo material, cuando lo realmente esencial es ir a ese evento familiar y disfrutar con los allegados. Una vida familiar plena es vital para disfrutar del éxito de ser emprendedor.

La frase “Si yo tuviera dinero haría…..” lo único que muestra es a un emprendedor/a paralizado, esperando a que los billetes lluevan del cielo, algo que obviamente no va a suceder. Posiblemente hasta pierda dinero jugando a la lotería todas las semanas. La probabilidad real de que ganes dinero en la lotería es casi cero, pero han creado un sistema que mantiene a las personas enganchadas y viviendo en una falsa esperanza. Y es esta ilusión de que el dinero va a llegar por sorpresa y resolveremos todos los problemas la que nos mantiene perdiendo dinero comprando boletos. Es muy negativa para el emprendedor, porque pone a nuestro cerebro en espera, en lugar de en acción.

Quien monte un negocio con el único objetivo de ganar mucho dinero está abocado al fracaso. Con muy poca probabilidad alcanzará su meta de ganar dinero, y cuando lo tenga ¿qué? Es fácil comprobar como personas que obtienen muchos beneficios económicos en poco tiempo arruinan su vida, siendo infelices y desgraciados. Esto ocurre porque esta persona no tenía realmente un verdadero sueño, un camino que disfrutar durante toda su vida, que es lo que verdaderamente nos completa y hace felices.

Un verdadero emprendedor no piensa en el dinero como objetivo de su negocio. Lo único que quiere es poner todas sus energías en sacar adelante su sueño, y para ello dedica todo su tiempo. Un verdadero emprendedor sabe que lo importante es el camino, y disfrutar de lo que hace en cada momento. Para él/ella no hay límites, y mucho menos económicos. Sabe que ser emprendedor no es un trabajo, sino un estilo de vida.

Que no te detenga el no tener dinero. El que tus bolsillos estén vacíos es una bendición, porque te obliga a pensar y a actuar. Te obliga a ser original, y a utilizar los recursos de la forma más óptima posible. No tener dinero te permite tener la mente en alerta, cazando al vuelo las oportunidades que ves, y a tener la imaginación siempre funcionando, buscando siempre nuevos caminos para disfrutar del éxito. No tener dinero te permite ahorrar, porque mides cada gasto, y te preocupas por no derrochar en lo superfluo. No tener dinero te permite estar alerta y no dejarte engañar por los comerciales y los anuncios, que lo único que quieren es exprimirte económicamente a cualquier precio, sólo quieren tu cartera.

Si no tienes dinero vas haciendo crecer tu negocio de forma sólida, porque cada paso que das está bien pensado y ejecutado. No arriesgas demasiado, y aprovechas tus recursos al máximo. Antes de comprar algo primero lo pides prestado; si no, tratas de comprarlo de segunda mano, si no tratas de alquilarlo, y sólo cuando tienes los recursos lo adquieres nuevo, pero sólo si realmente lo necesitas. Cuando te sobra el dinero no construyes un negocio sino una montaña de naipes, que sólo se mantiene porque le metes efectivo. En cuanto llegue el primer contratiempo financiero esa débil construcción se derrumbará, arrastrándote a la ruina.

Si te sobra el dinero no vigilas los gastos, porque te sientes seguro. Y claro, estás perdiendo mucho en los gastos fijos, pero no te importa. Eso sí, si vas a comprar algo derrochas el dinero comprando incluso aquello que no necesitas. Te dejas engañar por los anuncios y los comerciales, que se aprovechan de tu codicia. Y si no obtienes muchos beneficios no te importa, porque tú sigues teniendo dinero. Subes tu nivel de vida, derrochando. Esto que te estoy describiendo es lo que hacen muchos emprendedores, y es el camino seguro a arruinarse. Y cuando lo pierden todo, no son capaces de vivir sin dinero, y entran en depresión. Por más dinero que tengas no podrás subir tu calidad de vida, sólo tu nivel de vida. Calidad de vida significa saber ver y disfrutar de los pequeños regalos que te ofrece el estar vivo. Nivel de vida significa estar rodeado de objetos y servicios caros.

No hace falta dinero para crear un negocio exitoso, sobre todo al principio. El peor error que puede cometer un nuevo empresario es pedir/conseguir mucho dinero para montar su empresa. Todo negocio es como un agujero negro para los billetes. Da lo mismo lo mucho que creas que tienes, tu empresa es una trituradora de dinero, y lo puede consumir en un instante.

Antes de pedir dinero hay que aprender a gestionarlo. ¿Cuánto dinero eres capaz de ahorrar ahora? Es decir, ¿eres capaz que tus ingresos actuales sean superiores a los gastos? Si ahora no estás logrando ahorrar ni siquiera un euro, no debes emprender un negocio. Aprende a gestionar un céntimo, y podrás gestionar un negocio.

Tenemos la mentalidad fijada en gastar e “invertir”, pero es que eso es muy fácil, gastar dinero es muy sencillo. La pregunta es ¿cómo eres capaz de ganar dinero? Ahhhh, que no puedes, pues entonces cómo vas a montar un negocio que se autosustente y dé beneficios.

Ya sabes, no hace falta dinero para montar tu negocio, y que sobre el dinero es el mayor enemigo de un emprendedor/a. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Por Matías Fonte-Padilla

Un emprendedor/a debe tener bajo control todos los aspectos de la actividad empresarial, y eso incluye la planificación del tiempo libre propio y de los empleados.

Uno de los errores más típicos de los empresarios es dejar para el final el calendario de vacaciones, como si los trabajadores no las fueran a coger. Sin embargo, todos necesitamos saber cuando disponemos de ellas. Un negocio que funciona correctamente tiene un calendario de vacaciones y días festivos bien definido.

Este derecho, adquirido hace justo un siglo, nos parece ahora lo más normal y necesario. Pero que te paguen sin que trabajes es muy reciente en la historia laboral. Las primeras vacaciones pagadas se dieron en la Rusia bolchevique (1918), y posteriormente en la Alemania nazi (1933), aunque en parte como instrumentos de recompensas y privilegios. También en Francia (1936) las luchas obreras en plenas elecciones favorecieron el reconocimiento de este derecho. En España surgió de forma parcial solamente para los funcionarios en 1918, 15 días de vacaciones. En 1931, en la Segunda República, se reconoció el derecho de todo trabajador a disfrutar de 7 días. Se hicieron algunos aumentos de forma parcial durante el Régimen de Franco, pero tuvimos que esperar hasta 1976 para disfrutar de 21 días. Fue en 1983 cuando la Ley 4/1983 estableció los 30 días actuales. Y desde entonces no han habido modificaciones al respecto.

Cuando un emprendedor crea su negocio piensa que va a estar en producción continuamente, y que por ello los beneficios van a crecer de forma exponencial. La realidad es que las personas no somos máquinas, ni podemos rendir al 100% continuamente. Por muy buenos trabajadores que tengas, por muy implicados que estén con tu negocio, no les puedes exigir un máximo de rendimiento, porque lo único que lograrás será quemarlos a medio plazo, y que justo los que más trabajan sean los primeros que disminuyan su capacidad de trabajo, simplemente por agotamiento. Y lo mismo ocurre con el emprendedor, debe siempre tener en mente que el éxito del negocio depende del bienestar a largo plazo de él/ella mismo/a. Si no coges vacaciones, si no aprendes a desconectar, si no dedicas tiempo a tu vida privada, a medio plazo tu mente y tu cuerpo te pondrán límites, y no te va a gustar, porque el parón va a ser de forma brusca, y con un problema grave de salud. Muchos emprendedores “de alto rendimiento” caen de forma súbita aquejados de problemas físicos y/o mentales, y es simplemente por no haber planificado una actividad profesional con merecidos descansos y pausas.

Si tu negocio o actividad empresarial tiene variación estacional, lo mejor es buscar los momentos donde los resultados son menores para instaurar los momentos de descanso. Si, por ejemplo, dependes del turismo local, y su mayor afluencia es en verano, obviamente no puedes fijar tu descanso en ese momento, por mucho que te gusten las vacaciones de verano. Por ello, antes de crear tu negocio, tienes que tener en cuenta la planificación estacional, y cuando serán las vacaciones. Recuerda que el negocio tiene que cuadrar con tus expectativas y cualidades personales, sí no cuadra con lo que tú eres o quieres, quizás tú no seas la persona más idónea para llevarlo a cabo, y vas a tener que buscar quien lo lleve adelante.

Lo ideal, si puedes hacerlo, es cerrar el negocio completamente el mismo mes todos los años, así tus trabajadores no tendrán dudas. Otra estrategia es organizarlas con meses de antelación, de forma que cada trabajador las disfrute en momentos diferentes, y así el negocio continúe todo el año. Como jefe debes estar muy pendiente de esto, para que no hayan malos entendidos entre ellos, que pueden afectar gravemente el ambiente laboral.

¿Y cuando coges tú las vacaciones?, ¿cómo un emprendedor puede dejar su propio negocio? Pues, ya sabiendo que lo tienes que hacer, o cierras el negocio completamente, o aprendes a delegar. Y aunque mezclar vacaciones con trabajo pueda parecer idílico (tú con tu portátil en la tumbona frente a la playa o la piscina), en realidad no lo es tanto, estás perdiendo tiempo de tu descanso, de disfrutar de tu familia y/o amigos, mientras tratas de concentrarte en “tareas importantes”. Cuando estés concentrado, y te parezca que los demás te están molestando porque requieren tu atención, es cuando debes ser consciente de lo mal que lo estás haciendo. Así, que si tienes que trabajar algo en vacaciones, que sea lo mínimo posible y bien planificado, y , por supuesto, deja apagado el móvil del trabajo, y ni se te ocurra revisar el correo electrónico.

¿Qué es irse de vacaciones? Pues significa romper la rutina en todos los sentidos. Dormir más, cambiar los horarios, salir de la zona de confort, viajar, olvidarse del trabajo, no realizar las “obligaciones” que tienes el resto del año. Y hay que aprender a hacerlo. Hay personas que no saben desconectar.

También hay que saber planificar los días libres y los “puentes” que puedan haber a lo largo del año. Abrir tu negocio cuando sabes que no vas a producir no parece muy inteligente, y tus trabajadores te agradecerán un día libre extra. Uno de los factores que más valoran los trabajadores es la flexibilidad laboral, y es una herramienta estupenda que tú puedes controlar, como un beneficio que ofreces extra. Y esto se logra dejando claro que aunque el horario se pueda flexibilizar, el trabajador/a debe cumplir con su horario completo y con los objetivos fijados. El problema que tiene estas ventajas es que muchas veces los trabajadores confunden “ventajas puntuales” con “derechos consolidados”, y ahí pueden surgir problemas, sobre todo porque cuando aparezca un pico puntual de trabajo, tú quieres que tus trabajadores rindan más y mejor, y que también sean flexibles, y que no se quejen por tener que trabajar más. Como buen emprendedor/a, tienes que manejar adecuadamente y con previsión la flexibilidad laboral y los días libres extras, para que sea una ventaja para todos/as.

Así que ya sabes, una buena planificación de los días libres y las vacaciones permite la mejora del ambiente laboral, y aumenta el rendimiento de tu negocio. Y saber disfrutarlas, logrando desconectar, permite descansar de verdad, para recuperar de nuevo la energía para seguir adelante como emprendedor o empleado. Ya sabes, vida sólo hay una, disfruta de tu trabajo, pero también de tus vacaciones. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Por Matías Fonte-Padilla

¿Tienes la sensación de que vives prácticamente atropellado por la vida, sin poder apenas tomar decisiones porque te viene un problema detrás del otro, sin tener tiempo apenas de reaccionar, y sin margen de maniobra? Eso es que vives al límite.

Aunque una persona no tome decisiones, la vida continúa, y los negocios también. El tiempo es imparable, y cualquier fecha, por lejana que te pueda parecer, llega irremediablemente. Hay que tener grabado a fuego que no tomar una decisión sobre un tema es en realidad tomar una decisión al respecto, que ha sido no hacer nada. Pero eso no significa que ese tema no sigue evolucionando por si solo, creciendo y ramificándose, o empequeñeciéndose y perdiendo importancia.

La planificación es imprescindible para cualquier emprendedor. Lo que ocurre es que nos es más fácil planificar el día a día, planificación táctica, que hacerlo a medio o largo plazo, planificación estratégica. Y debido a esto nos vemos desbordados por el día a día, con situaciones y problemas que muchas veces no sabemos por qué se han originado. Y así, nos da la sensación que estamos trabajando duramente a diario, por lo que asumimos que el negoció saldrá adelante. La pregunta es ¿hacia donde?. Si no hay planificación estratégica, serán las fluctuaciones del mercado y los agentes externos quienes controlarán el futuro de tu negocio. Lo ideal es tener un plan a largo plazo, con unas metas bien definidas, y sobre todo que tengan fecha. Eso permite que sepas hacía donde debes de ir, y que todos los días realices acciones hacia ese objetivo. Esas metas las debes trasmitir a tus empleados, y que queden claramente definidas sus etapas, para poder ir comprobando si estamos en la dirección correcta. Es como pilotar un barco, trazas una ruta hacia un destino, y defines en que puertos vas a ir haciendo escala para abastecerte. Así cada vez que llegues un puerto sabrás en que etapa estás de tu viaje, y cuáles son los recursos que te quedan y cuáles necesitas.

Por otro lado vivir al límite está relacionado con dejar que los plazos finalicen sin tomar decisiones. Un ejemplo es ese seguro que va a caducar, y como no has hecho nada por analizarlo, pues no te queda más remedio que volver a renovarlo con la misma compañía, aunque en tu interior sepas que es más cara que otras, y que encima no te ha funcionado bien. Pero como no tomaste una decisión con antelación, ni buscaste alternativas, ahora estás atrapado en tu propia decisión de no haber hecho nada.

El dejar las decisiones o acciones para el último momento, procrastinación, es sin embargo también un arma muy útil, si la usas con inteligencia. Ir negociando un tema sin tomar una decisión, puede hacer que la otra parte se ponga nerviosa y asuma que te puede perder como cliente, y justo cuando vaya a acabar el plazo de la negociación, con tal de hacer un trato, es capaz de hacerte una gran oferta. Pero es un arma de doble filo, porque si tiras demasiado de la cuerda, la otra parte puede pensar que tú realmente no quieres llegar a un acuerdo, y cerrar la negociación sin acuerdo.

Estar al límite no es adecuado porque no eres tú quien controla la situación, sino que depende de factores externos, que muchas veces no son favorables. Si vives al límite económicamente, y no tienes dinero para ir negociando buenos acuerdos y precios, serán otros los que te impongan los suyos, y encima tú no tendrás ni siquiera el dinero para pagarlos, lo que te obligará a endeudarte más, y que caigas en una espiral de crédito nada recomendable.

Por otro lado, dejar todo para el final pone muy nervioso a tus subordinados, y puede parecer una falta de dirección y control de la compañía o departamento. Por eso, si eres el jefe y pretendes llevar una negociación al límite, debes comunicarlo al equipo de trabajo con antelación, para que sean ellos los que te planteen inconvenientes a esa estrategia, y así tu tener más información para tomar una acertada decisión, llegar al límite o negociar antes. Y por el otro lado de la negociación, no dudes que la otra parte estará pensando igual que tú, llevar la situación al límite para que seas tú el que cedas. Esto lo denomino “enseñar los dientes”, dejar claro que vas en serio, y que no confundan tu amabilidad con debilidad. Incluso hay negociaciones que es necesario que se rompan, para que la otra parte vea que vas en serio, y así poder retomarla más adelante en nuevas condiciones más ventajosas y renovadas. Recuerda que no estás “casado” con ningún proveedor o cliente, y si te tienes que “divorciar”, pues lo haces. Quien sabe, a lo mejor más adelante te puedes hacer “pareja de hecho” y volver a trabajar juntos.

Y llegar al límite las negociaciones con quien siempre te ha tratado bien no es adecuado, es casi una falta de respeto. Quién ha cumplido contigo no se merece que tú no cumplas, ya sea con plazos de entrega o por no realizar acciones acordadas previamente. Es como decirle que no te importa tenerlo a tu lado. Y en este trayecto largo y complicado que son los negocios necesitas buenos compañeros/as de viaje.

Por último, tienes que desarrollar la capacidad de visualizar el futuro: ¿cómo quieres ver al negocio y a ti dentro de 1 año, y de 3 , y de 5 ?. Definir bien esos objetivos, y no dejarte atascar por lo problemas diarios. Imagina que dirigir un negocio es como conducir por la autopista. Ante todo sabes hacia donde vas. Tienes que ser previsor/a, y si ves un camión a lo lejos, debes cambiarte de carril antes de quedarte atrapado en la cola que se forma detrás de él. Tienes que acelerar o frenar según el tráfico, pero conducir de forma inteligente para que los obstáculos no te impidan tu progreso, y si ves que se va a formar un atasco, salir incluso de la autopista y coger una carretera secundaria, quizás llegues antes. Y si te has quedado atrapado/a, aprovecha ese tiempo para reorganizar tu estrategia y prepararte para lo que quieres que suceda en el futuro.

Ya sabes, vida sólo hay una, no la desperdicies, lo que quieras que suceda lo tienes que crear tú mismo, no vivas al límite salvo que sea parte de tu estrategia. Crea Tu Futuro y sé feliz en el camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy.

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Por Matías Fonte-Padilla*

La historia la conocemos. Un emprendedor/a que lucha duramente durante años para sacar su negocio adelante, anteponiéndolo a su familia, amigos, vacaciones, salud, etc., dejando de lado su propia vida para convertirse en esclavo de su sueño empresarial. Y como un día se da cuenta de todo lo que ha perdido, pero ya es tarde, o peor, le ocurre algo que le afecta gravemente y por lo debe detener su negocio, de forma temporal o de por vida.

La pregunta es ¿por qué tiene que suceder algo negativo para que el emprendedor baje el ritmo de trabajo? Muchas veces es demasiado tarde, y lo que aparece es una enfermedad que no fue valorada ni tratada a tiempo, porque “no tenía tiempo ni siquiera para ir al médico”.

Este problema no se da sólo en los emprendedores. El síndrome de quemarse en el trabajo o burnoutes un problema bien detallado, y que tiene consecuencias tanto físicas como psicológicas, que a la larga generan cuadros de ansiedad y depresión, y por tanto la imposibilidad de volver al mundo profesional si no es correctamente tratado.

Cada trabajador o empresario reconoce lo que llamamos recompensas externas, esos beneficios que recibimos por hacer bien nuestro trabajo. Pueden ser monetarias, en forma de reconocimientos, ascensos, mayor flexibilidad laboral, un despacho propio o más grande, agradecimientos, regalos, hasta poner tu foto como trabajador del mes puede serlo. Porque sean físicas, por escrito, o verbales, todas están diseñadas para que te sientas bien al realizar un esfuerzo extra, aunque en realidad son una trampa, ¿para qué?, para que continúes rindiendo al máximo. Esto hace a la larga que te enganches psicológicamente a estas recompensas, y vayas dejando de lado tu vida personal y tu salud por obtenerlas. Cuando el tiempo pase, cada año verás más cerca el momento del último gran regalo, que es la jubilación. Y también es posible que una vez jubilado/a asistas a encuentros de ex-trabajadores, que te servirán para seguir socializando en tu entorno laboral, y así seguirás recibiendo recompensas, y reafirmándote que hiciste lo correcto al dejar tu vida de lado por trabajar.

¿Es este el único camino, recibir recompensas externas a costa de nuestra propia vida personal? Parece haber también otra opción en el extremo opuesto, que es disfrutar de la vida sin importar el trabajo o el negocio. Así, hay personas que van a trabajar porque no queda más remedio, no son felices trabajando ni quieren serlo, y no hay recompensa que les satisfaga. No hacen sino mirar el reloj pensando en el momento en que van a terminar su jornada. Y cuando están fuera, muchas veces se quejan públicamente de tener que hacerlo. Rinden poco y mal, son malos compañeros, y no quieren integrarse en las plantillas. Y ni les hables de emprender o aprender, porque quizás tengan ambiciones, pero no quieren realizar el mínimo esfuerzo por alcanzarlas. Hay incluso personas que no trabajarán en su vida, escapando como pueden gracias a la ayuda de otros, familia, administraciones públicas y amigos.

En medio de ambas posturas extremas existe la posibilidad de luchar por tus sueños pero sin pagar el precio de vender “al diablo” tu vida personal y tu salud. Para ello tienes que tener claro que vida sólo hay una, y que hay que disfrutarla hagas lo que hagas, porque la meta en esta vida es ser feliz, no tener una empresa más grande o un despacho mayor. Trabajes o emprendas, siempre va a ser duro, por lo que es importante una visión abierta y optimista.

Para saber si vas por el camino correcto basta que te hagas cuatro preguntas: lo que estás haciendo ahora, que ya sabemos que es duro: 1º ¿te hace feliz?, 2º ¿te hace crecer profesionalmente?, 3º ¿te ayuda a ser mejor persona con buenos valores y actitudes? 4º ¿es compatible con tu vida personal y salud?. Si la respuesta a alguna de estas preguntas es no, deberías plantearte en dónde estás, quizás con algunas correcciones puedas seguir haciendo lo mismo, pero tienes que solucionarlo antes de que te quemes. Pero si ni siquiera hay posibilidad de mejorar tu situación para que todas las respuestas sean positivas, está claro que debes diseñar una estrategia para cambiar de actividad profesional, y llevarla a cabo en el menor tiempo posible.

El tiempo pasa demasiado rápido como para no ser feliz ni disfrutar del mundo que te rodea, incluyendo tu trabajo. No dejes que tu sueño por ser emprendedor te atrape y no te deje vivir la vida que realmente mereces, una vida plena de experiencias positivas tanto en el ámbito profesional como personal, una vida saludable en la que te alimentes bien y hagas deporte, en la que te relaciones con tu familia y amigos, en la que sientas que estás haciendo algo por ti y por la sociedad que te rodea, poniendo un granito de arena positivo en este mundo.

Ya sabés, vida sólo hay una, no la desperdicies, lo que quieras que suceda lo tienes que crear tú mismo, no creas que las recompensas externas te harán más feliz. Crea Tu Futuro y disfruta del camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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Por Matías Fonte-Padilla

Queramos o no, las políticas locales, regionales y nacionales determinan el funcionamiento de nuestro negocio. Por lo tanto, podemos tener políticas claramente favorables a nuestro esfuerzo, o que supongan obstáculos insalvables que nos hundan. Por ello tienes que estar al día de las políticas que tengan que ver con tu área económica.

Antes de abrir cualquier empresa hay que conocer bien toda la legislación que puede afectarle. Quizás tengas una idea magnífica, pero si la legislación te la limita, quizás no sea viable como negocio. El mundo empresarial está lleno de negocios que fracasaron porque la legislación no le era favorable desde el inicio, o porque cambió en un momento dado y la empresa no pudo afrontarlo.

La política crea ondas de legislación, mareas que lo van cambiando todo. Esto hace que surjan oportunidades de negocio que antes no eran posible, o que determinados negocios se vean cada vez más estrangulados hasta tener que desaparecer. Por eso incluso hay que adelantarse a la legislación si es posible. Por ejemplo, ¿Que va a salir un Real Decreto que permitirá el auto-consumo eléctrico?: Quizás es el momento de instalar un negocio de energías renovables; ¿Qué se van a imponer legislación más estricta en Ley de protección de datos?: quizás deberías crear un departamento en tu empresa que pueda vender ese servicio; ¿Qué van a restringir el alquiler vacacional en tu zona?: quizás deberías redireccionar tu empresa hacia otra área económica.

De lo que se trata, en definitiva, es tener muy en cuenta la legislación existente, pero sobre todo las nuevas normas que puedan ser aprobadas, y tomar medidas lo antes posible, para que no te perjudiquen o para que puedas obtener ventajas. Y si ves algo que te va a perjudicar gravemente, ya puedes luchar decididamente contra ello.

Pero vamos más allá, ¿Y si pudieras influir para que la normativa que se apruebe sea favorable a tus intereses? Al principio puedes pensar que lo que te comento es imposible, pero en realidad es lo que ocurre a diario. Las grandes empresas están en contacto permanente con los políticos que les interesan, a nivel local, regional, nacional, europeo e internacional, y tratan de que sus propios intereses económicos se vean reflejados en la normativa. Si por ejemplo cultivan soja, influenciarán para que aumenten las ayudas a este producto, se ajusten los aranceles e impuestos, y se penalice a otros productos competidores, como por ejemplo la leche. Juego sucio, sí, pero es real.

Otra forma de influir en la normativa es creando corrientes de opinión ¿no has notado como de repente se pone de moda hablar sobre un tema alimentario determinado?, ¿no te has preguntado que intereses pueden estar detrás?, ¿quién está originando la información?

Sea cual sea el tamaño de tu negocio, tú también puedes jugar a crear ventajas de forma artificial, y sin gastar demasiado dinero. Desde campañas de información, recogida de firmas, entrevistas en medios de comunicación, publicidad en redes sociales, comunicaciones a administraciones públicas, hasta contactos con políticos y/o técnicos.

Lo puedes hacer tu solo, o a través de asociaciones de empresarios de tu área económica. Si queremos que la legislación que nos rodea sea de determinada forma, tenemos que luchar para que sea así, influenciando todo lo posible. ¿Qué vendes manzanas? Ya puedes estar promocionando la ventaja de comer manzanas, recetas de manzanas, estudios médicos, etc.

El momento de las elecciones es el mejor para llevar a cabo una estrategia a favor de tu negocio. Los políticos están nerviosos, y dispuestos a negociar y escuchar. Es el momento de convencerles de lo importante que es tu área económica para el desarrollo de la sociedad. Una vez obtengan sus votos, se olvidarán de casi todo lo que dijeron e hicieron, y se adaptarán a las nuevas circunstancias. Por eso lograr acuerdos con ellos antes de las elecciones es crucial.

Por otro lado, durante las elecciones es cuando la población está más susceptible a escuchar, y muy buena parte estará totalmente indecisa acerca de muchos temas, en los que ni habían pensado, y sobre los que ahora tienen que decidir para saber a quien votar. Y ahí vas a estar tú comunicando las ventajas que tiene tu área económica.

No sólo influirás en los votantes, sino que los políticos estarán atentos de lo que piensa la gente para dar su propia postura. Sí, quizás pienses que los partidos tienen un programa y se rigen por él, pero la realidad es justo al contrario, los políticos van adaptando su programa a lo que creen puede ser mejor aceptado. Un ejemplo pueden ser los transgénicos, mientras la población esté en contra, los políticos también lo estarán. A medida que la valoración general vaya siendo más favorable, ellos irán aprobando legislación que los favorezca. Y para lograr eso crearan información que dejarán vaya calando en la población.

La obligación de todo emprendedor es conocer bien la legislación, pero también influir para que la sociedad acepte mejor sus productos y servicios, ya sea directamente con publicidad, o indirectamente a través de la política. Ya sabés, lo que quieras que suceda lo tienes que crear tú mismo. Crea Tu Futuro y disfruta del camino. Será duro, pero será tuyo. Y empieza hoy. ●

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