“Mi proyecto ‘Fibras naturales canarias’ ha conseguido el segundo puesto en el Explorer Awards 2019 a nivel nacional”
Néstor Santiago Ávila – ingeniero electrónico, participante del Explorer Awards 2019
“Canarias tiene la oportunidad de contar con una materia prima, la fibra de la platanera, y una nueva tecnología que la transforme”. Ese es el principal argumento que defiende Néstor Santiago Ávila, según explica a CANARIAS EMPRESARIAL, para buscar inversores para su proyecto denominado ‘Fibras naturales canarias’. Propone gestionar los residuos de las plataneras, su tronco para producir fibras naturales y fabricar con ellas envases compostables o biodegradables, bolsas de bioplástico… Con esa idea acaba de conseguir el segundo puesto a nivel nacional del Explorer Awards 2019, organizado por el Banco Santander.
-¿Quién fue el ganador del Explorer Awards 2019 nacional?
«Hubo un ganador por cada provincia, yo gané en Las Palmas y todos viajamos a Silicon Valley. A la vuelta se entregaron estos tres premios nacionales, con una dotación de 30.000 euros, 20.000 euros y 10.000 euros. El primero fue para Carlos de Frías Polo y José Rodríguez Gago, por el proyecto ‘BactiDec’, un dispositivo que detecta el número de bacterias en las operaciones quirúrgicas; el segundo fue para mí; y el tercero, para Sofía Belenguer Hernández y Antonio Mancha Gudiño, con una aplicación llamada ‘MyRealfood'».
-¿Qué tal fue la experiencia de viajar a Silicon Valley?
«Salimos el día 31 de octubre y volvimos el día 7. Visitamos las sedes de Google, Facebook, y lo que eso engloba como WhatsApp, la empresa Ceiphols (?) que es muy importante en San Francisco con tres rascacielos en medio de la ciudad, estuvimos reunidos con inversores y fuimos a la Universidad de Stanford. Conocimos el ecosistema de San Francisco, el mundo empresarial, de las startups, viendo el sistema que tienen ellos de networking. Fue muy bien».
-¿Tuviste la posibilidad de visitar alguna empresa que tuviera que ver con el proyecto tuyo?
«No, porque en Silicon Valley las empresas se ocupan sobre todo de proyectos digitales. Aunque si que es verdad que están bastante comprometidos con el medio ambiente, porque tienen leyes en este sentido más restrictivas que las nuestras. Pero no hay empresas tan fuertes como Google o Facebook, relacionas con el medio ambiente ni con la economía circular».
-Eres ingeniero eléctrico, ¿cómo se te ocurrió investigar sobre las fibras de la platanera?
«Soy ingeniero eléctrico, pero hice un máster en Industriales y otro en Packaging. Lo de las fibras en realidad es un proyecto que tiene la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que lleva unos 6 o 7 años desarrollando. Yo, como vengo del sector de los envases de un solo uso, por una empresa familiar que tenía mi padre, lo enfoqué por ahí. También vengo del mundo de la emprendeduría, siempre estoy con temas digitales, de startups, de aplicaciones, por eso vi la oportunidad de dirigirlo en este sentido, hacia ese proyecto de las fibras naturales, y así empezó todo. Me apunté a un programa de emprendeduría, como es el Explorer de Gran Canaria, y lo cogí con más fuerza.
Vi este proyecto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que ya estaba en proceso, con una investigación fiable con datos reales, y lo aproveché para darle un modelo de negocio, enfocarlo de una manera distinta a como lo tenían planeado, e intentar sacarlo adelante».
-¿Es sencillo el proceso para convertir las fibras de la platanera en productos sustitutivos del plástico?
«Sí, del rolo de la platanera se obtiene fibra con una máquina que ha desarrollado la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y que de hecho tiene ya una planta piloto en sus laboratorios. Y con esas fibras hemos hecho bolsas biodegradables, en conjunto con institutos tecnológicos de la Península… Es viable, pero hace falta una inversión amplia. Ya la Universidad presentó un proyecto de investigación, que es de la Unión Europea, al Gobierno de Canarias. También los agricultores conocen los datos, los agentes implicados ya saben cómo es el proyecto, cómo son los números. Solo falta que alguien dé el paso de poner la inversión, y que alguien dé el paso de llevarlo a cabo, que en este caso creo que soy yo».
-¿No vas a vender la idea, la patente?
«No, me gustaría liderar el proyecto y sacarlo adelante. Siempre he tenido el sueño de hacer una industria aquí en Canarias, que sirva para la isla, y creo que esta es la manera de conseguirlo».
-¿Qué tipo de productos fabricará esta industria?
«Como primer paso, que es lo que planteaba en mi modelo de negocio, es obtener la fibra. Y esa fibra se podría vender a empresas externas que podrán hacer lo que quieran. Ya me han contactado empresarios de Londres para comprarme la fibra directamente, para hacer ropa ‘vegana’, tejidos. Pueden ser empresas para hacer poliespan biodegradable; empresas que lo mezclen con otros productos plásticos para hacer piezas de inyección para motores, para impresión 3D… Y luego, con nuestros desechos se puede hacer pienso para agricultura, que también lo ha probado la universidad, y funciona de maravilla, y todo el agua que obtenemos también la pueden utilizar los agricultores como fertilizante».
-Todo el proceso es ecológico…
«Sí, es una economía circular casi perfecta, por decirlo de alguna manera. Todo lo que obtenemos se puede utilizar».
-¿Y no se plantea fabricar también productos finales, ya para el consumo?
«No para hacerlo ya, porque primero hay que estabilizarse en obtener la fibra, pero sí que lo podríamos hacer a largo plazo. En Valladolid hay una empresa que hace envases compostables mezclando celulosa con otras fibras. Ya estamos en contacto con ellos, porque nos han dicho que con la fibra de la platanera se puede hacer también. Mi objetivo a largo plazo, es conseguir que en Canarias se importen menos envases, porque ya los producimos nosotros con una materia orgánica, que pueden ser envases compostables, biodegradables o lo que podamos hacer de una manera viable.
La idea principal es obtener la fibra, y que nazca a su alrededor una nueva industria, empresas que utilicen esa fibra para hacer productos. A largo plazo, intentaremos sacar nosotros productos más pesados, como envases, que requieren de una industria más grande. Y ya, a más largo plazo, pasar a utilizar otras fibras como el rabo de gato, que es una planta invasora, o la pinocha».
-¿Y esa producción la exportarían o la venderían en Canarias?
«Me gustaría que se vendiera en Canarias. De hecho, la bolsa biodegradable que hicimos en colaboración con institutos de la Península, la utilizaron los propios agricultores, para sustituir las bolsas de poliestireno con las que tapan los plátanos. Y de esa manera hacer una economía circular».
-El premio que ha conseguido, los 20.000 euros del segundo galardón de Explorer Awards 2019, ¿Le servirá para iniciar la puesta en práctica del proyecto?
«Se queda corto para montar una industria como tal, pero sí me sirve para hacer primeras validaciones en los mercados, por ejemplo, tener la capacidad para mandar fibra a Londres desde donde me han pedido para hacer pruebas, o a partir del modelo básico de negocio que ya tengo, hacer uno más estricto, un estudio de mercado más perfecto, elaborar una imagen de marca más creativa, porque la que tengo la hice yo como pude».
-¿Harías todo eso para buscar inversores?
«Sí, y me gustaría que una parte fuera de inversión pública. Al ser la materia prima canaria y que ayuda a los agricultores, creo que el Gobierno regional se debe implicar. Porque va más allá de una simple empresa, es un concepto que engloba a Canarias en general, que puede ser pionera, que abarca una tecnología nueva, y que en un futuro puede exportar a Colombia, a Costa Rica, a Sudamérica en general. Creo que Canarias tiene la oportunidad de tener una materia prima, y de tener un proyecto que además es bonito. Creo que se tienen que implicar, ahí está la labor de ellos, y si no, habrá que buscar inversores privados al 100%».